Esta noche en soledad
con el sueño negándome su gracia
debo decir la verdad,
el silencio no sacia
y, en mi caso, muestra su ineficacia.
Primero una sensación
luego podría llamarla certeza
no es su denominación
lo que está en mi cabeza
sino un miedo que me resta firmeza.
Y es que siento a mi vera
una presencia, algo pavoroso
que hiela y desespera
dejando su mal poso
en mi espíritu, como un vil acoso.
Mis ojos no lo observan
mis oídos no lo logran escuchar
pero sí que se enervan
en un profundo lugar
terrores pasados volviendo a aflorar.
El alba me libera
pareciendo esa cosa derrotada
aunque sé que me espera
en otra madrugada
paciente, constante, negra y malvada.